No soy biólogo pero lo aprendido con los animales no viene en los libros
José Salazar
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Llegó a las siete de la mañana, mochila en el hombro, pantalón azul, tez morena y de bigote pronunciado, mirada serena. Considera que para ejercer su oficio es necesario poner a trabajar los cinco sentidos. Así es Juan Gabriel Gumeta Hernández, –quien iniciara de guardaparques– hoy tiene más de 10 años como encargado del área de mamíferos del Zoológico Miguel Álvarez del Toro, “su segunda familia”, a quienes comprende, cuida y alimenta.
Se considera afortunado al cumplir uno de sus más grandes sueños, que surgió de la admiración que sentía por su padre que trabajó 22 años en el zoológico. Dentro de sus responsabilidades, está el alimentar a los animales de su sección (tapir, jaguares, venado carito, grisón, tejón y mono saraguato), limpiar su recinto, darles agua, llevar un control de fechas de desparasitaciones y supervisar a los animales cuando entran en celo para lograr su reproducción. Considera que es una labor difícil a pesar de haber logrado la reproducción de un tapir en cautiverio.
Alimentar animales herbívoros es difícil porque necesitan fibra como parte de su alimentación y necesita salir fuera de la reserva para conseguir hojas y ramas para variar las 22 especies de hojas que comen los animales.
Recuerda que fue en 1995 cuando le brindaron la oportunidad de entrar a trabajar: “No cabía de contento”. Le gustó la idea, lo cambiaron de área por su interés y respeto a los animales.
— ¿Qué pasa por tu mente cuando alimentas al jaguar?—
– Que tengo que estar seguro, en mis cinco sentidos, confiar en el sistema de guillotina para meter la carne y encerrar el jaguar, para entrar a hacer el aseo, reportar cualquier anomalía, ponerle alambre de púas a los árboles para evitar que los animales trepen y puedan escapar.
– ¿Cómo le haces para meter al jaguar a la jaula?
– En el caso de l jaguar negro, Yojk, llegó pequeño y me entiende como un cachorrito, el sabe la hora en la que va comer, con verme parado sabe le voy a dar algo, le silbo, le llamo por su hombre, entiende muy bien.
– ¿De los animales que alimentas cuál consideras el más peligroso? ¿Alguno de ellos te ha atacado?
– Se han suscitado incidentes menores, como es el caso de los venados, el macho se me vino encima con al intención de cornearme, pero eso sucede en la temporada de celo, aunado a esto el encierro es pequeño, más el estrés. Es un animal que responde agresivamente aunque no se le provoque, por el hecho invadir su territorio. Hay que ser observador, ver si comieron, como caminan, aprender sus gestos y modos.
Fuera de ese suceso, lo demás transcurre con normalidad, los otros animales entienden.
Hay que entender a los animales mejor que a una persona, por que ellos son muy difíciles, no se sabe cuando va cambiar bruscamente de estado de ánimo y se te puede venir encima.
— ¿Cómo consideras tu trabajo?
– Mi trabajo es maravilloso e interesante porque día con día aprendo cosas nuevas, no soy biólogo, pero me encanta mi trabajo y por eso es mi interés de saber más sobre las especies que cuido. Lo que he aprendido con los animales en muchas ocasiones no lo mencionan los libros.
— Cuando estás de vacaciones, ¿extrañas a los animales?
– Si, me pasa algo extraño, me pongo a pensar si los estarán alimentando bien, si les pasó algo, entonces vengo a visitarlos par ver si están bien, decirle a la personas que me suple como debe de hacerlo. El animal extraña a su cuidador porque se acostumbran al olor, la voz, a la persona que los cuida, con alguien extraño se siente incómodo y si usa un perfume fuerte puede hasta llegar a atacar. Les hostigan los olores fuertes. Los sonidos que emiten los animales, para los visitantes pasan desapercibidas, pero a mi me indican que está espantado, que tiene hambre o que está enojado.
Se considera afortunado al cumplir uno de sus más grandes sueños, que surgió de la admiración que sentía por su padre que trabajó 22 años en el zoológico. Dentro de sus responsabilidades, está el alimentar a los animales de su sección (tapir, jaguares, venado carito, grisón, tejón y mono saraguato), limpiar su recinto, darles agua, llevar un control de fechas de desparasitaciones y supervisar a los animales cuando entran en celo para lograr su reproducción. Considera que es una labor difícil a pesar de haber logrado la reproducción de un tapir en cautiverio.
Alimentar animales herbívoros es difícil porque necesitan fibra como parte de su alimentación y necesita salir fuera de la reserva para conseguir hojas y ramas para variar las 22 especies de hojas que comen los animales.
Recuerda que fue en 1995 cuando le brindaron la oportunidad de entrar a trabajar: “No cabía de contento”. Le gustó la idea, lo cambiaron de área por su interés y respeto a los animales.
— ¿Qué pasa por tu mente cuando alimentas al jaguar?—
– Que tengo que estar seguro, en mis cinco sentidos, confiar en el sistema de guillotina para meter la carne y encerrar el jaguar, para entrar a hacer el aseo, reportar cualquier anomalía, ponerle alambre de púas a los árboles para evitar que los animales trepen y puedan escapar.
– ¿Cómo le haces para meter al jaguar a la jaula?
– En el caso de l jaguar negro, Yojk, llegó pequeño y me entiende como un cachorrito, el sabe la hora en la que va comer, con verme parado sabe le voy a dar algo, le silbo, le llamo por su hombre, entiende muy bien.
– ¿De los animales que alimentas cuál consideras el más peligroso? ¿Alguno de ellos te ha atacado?
– Se han suscitado incidentes menores, como es el caso de los venados, el macho se me vino encima con al intención de cornearme, pero eso sucede en la temporada de celo, aunado a esto el encierro es pequeño, más el estrés. Es un animal que responde agresivamente aunque no se le provoque, por el hecho invadir su territorio. Hay que ser observador, ver si comieron, como caminan, aprender sus gestos y modos.
Fuera de ese suceso, lo demás transcurre con normalidad, los otros animales entienden.
Hay que entender a los animales mejor que a una persona, por que ellos son muy difíciles, no se sabe cuando va cambiar bruscamente de estado de ánimo y se te puede venir encima.
— ¿Cómo consideras tu trabajo?
– Mi trabajo es maravilloso e interesante porque día con día aprendo cosas nuevas, no soy biólogo, pero me encanta mi trabajo y por eso es mi interés de saber más sobre las especies que cuido. Lo que he aprendido con los animales en muchas ocasiones no lo mencionan los libros.
— Cuando estás de vacaciones, ¿extrañas a los animales?
– Si, me pasa algo extraño, me pongo a pensar si los estarán alimentando bien, si les pasó algo, entonces vengo a visitarlos par ver si están bien, decirle a la personas que me suple como debe de hacerlo. El animal extraña a su cuidador porque se acostumbran al olor, la voz, a la persona que los cuida, con alguien extraño se siente incómodo y si usa un perfume fuerte puede hasta llegar a atacar. Les hostigan los olores fuertes. Los sonidos que emiten los animales, para los visitantes pasan desapercibidas, pero a mi me indican que está espantado, que tiene hambre o que está enojado.
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