Sarelly Martínez Mendoza
Andrés Manuel López Obrador es un político incansable.
Ha recorrido varias veces el país. Ha visitado colonias, pueblos, ciudades; ha ido de aquí para allá, y tal parece que su discurso, visto en un tiempo de catastrofista, empieza a amoldarse a la realidad.
Desde su derrota (un robo descarado para muchos), se ha dedicado a predicar la catástrofe que actualmente estamos viviendo.
Nos alertó de un presidente de la república más preocupado en proteger los intereses de una clase empresarial tremendamente rica, que en lograr que este país avance y progrese. Ahí está la devaluación de peso, que hoy se cotiza en más de 15 pesos, y una inflación que ya rebasa el seis por ciento.
Hay mucho que agradecer a Andrés Manuel porque se ha constituido en un contrapeso importante para evitar los excesos del poder político. Sin su presencia la situación sería incluso peor para México.
No he votado nunca por la derecha, esa maltrecha derechona que ahora nos desgobierna; he cruzado siempre las boletas electorales por candidatos que tienen alguna propuesta de la izquierda.
Y a falta de una propuesta digna y alternativa prefiero seguir con Andrés Manuel. Ya sé que cojea, pero al menos es el político más honesto de la bola de vividores que hay en el país.
La política se ha convertido en refugio para los insolentes, los farsantes y los corruptos. Los hombres honestos han sido expulsados del poder o no les interesa mancharse las manos de lodo político.
Es cierto que Andrés Manuel se repite y se plagia una y otra vez, pero su discurso se ha visto probado en una realidad igualmente terca y reiterativa.
Entre Andrés Manuel López Obrador y Juan Sabines Guerrero no hay ruptura. Es posible, eso sí, que haya distanciamiento.
Sabines, como gobernador, no puede evidenciar una colaboración con el presidente legítimo de México. Es institucional y su institucionalidad se lo prohíbe.
De todos modos, el proceso electoral, que ya está en puertas, remarcará el distanciamiento o acercamiento entre ambos personajes.
El distrito IX, con sede en Tuxtla Gutiérrez, será el más impredecible en cuanto a los resultados y el que más ruido provoque en la relación Sabines-López Obrador, porque una eventual derrota de Pío, podría interpretarse como una falta de apoyo al hermano del presidente legítimo.
Es posible, sin embargo, que este distrito lo pierdan El Chunko (así lo escribe él) y Pío López Obrador porque sufrirán un desgaste, que podría ser capitalizado por el candidato priista o el panista.
Carlos Morales Vázquez ganó hace tres años este distrito.
Cuando muchos consideraban que perdería, el perredista se dedicó a visitar casas y a repartir volantes. Simón Valanci, con el apoyo de sus radiodifusoras, estuvo enviando repetidamente sus mensajes proselitistas a través de spots radiofónicos.
Carlos se impuso, al final. Hizo un trabajo de hormiga, laborioso y disciplinado.
Su actividad en el Congreso ha sido asimismo sobresaliente. Como presidente de la comisión de Pesca de la Cámara de Diputados, sin embargo, ha tenido más publicidad en las zonas costeras que en nuestra ciudad.
Después de que cumpla su encomienda se irá seguramente a preparar para la contienda electoral del próximo año cuando se dispute la alcaldía tuxtleca.
Será su revancha, después de que perdiera, por pocos votos ante Victoria Rincón Carrillo, una mujer que ha quedado registrada en nuestra historia por haber encabezado la peor administración municipal de Tuxtla Gutiérrez.
La maestra Elsa Velasco Espinosa rendirá mañana viernes su tercer informe de actividades como directora de la Facultad de Humanidades de la UNACH.
Su labor académica al frente de esta institución que imparte las licenciaturas en pedagogía, comunicación, letras y bibliotecología, ha sido destacada. Pronto estos programas estarán acreditados. Además, se continúan ofertando los programas de maestría en educación y en psicopedagogía.
No sé si lo mencione en su informe, porque quizá carezca de importancia, pero recientemente mandó a construir un espacio que se ha convertido en vital para los estudiantes.
Déjenme explicarles: Desde que la facultad cuenta con internet inalámbrico (de esto hace cuatro o cinco años) los muchachos empezaron a juntarse en un tanque de cemento. Ahí se sentaban, hacían sus tareas y consultaban sus correos. Decían que ahí se captaba mejor la señal de la red interna de la UNACH.
El lugar era ya insuficiente ante el número cada vez mayor de estudiantes con computadora portátil.
La decisión de la directora fue derribar aquel tanque inservible que ya no surtía agua a ningún sitio para sustituirlo por un espacio techado con mesas y bancas de cemento, que ahora es conocido como Corredor Virtual.
Ese lugar se ha convertido en un verdadero éxito. Todas las tardes lo veo lleno de estudiantes que trabajan en su computadora. Algunos se quedan ahí hasta la noche para hacer sus tareas.
No sé si informará de esto la maestra Elsa Velasco, pero para los estudiantes ese nuevo espacio es fundamental en sus labores académicas.
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